El mundo ha cambiado de muchas formas dramáticas en los últimos cuarenta años. Sabemos que hoy en día existen nuevos y diferentes desafíos para llegar a las personas con las buenas nuevas del Reino de Dios, así como más demandas sobre nuestros pastores que nunca antes. Si bien la vida misma implica un cambio constante, el ritmo del cambio es ahora más rápido que nunca.

A lo largo de nuestra vida juntos como movimiento, hemos respondido con sinceridad al llamado de Dios, y nuestra respuesta ha dado muchos frutos. Ahora debemos centrarnos en cómo continuaremos haciéndolo durante los próximos cuarenta años. Es hora de que reinventemos nuestro enfoque de nuestra misión compartida, adoptando los cambios necesarios para que podamos prosperar como un movimiento del Reino en medio de nuestra cultura cambiante. Únase a nosotros para administrar este sagrado cometido en el futuro.