“¿Qué es el reino de Dios? ¿Cómo podemos experimentarlo? Recientemente, en una conversación con un amigo, él me dio una definición interesante del reino de Dios, describiéndolo como ‘nuestro mundo tal como Dios lo tendría.’ Nuestro ministerio personal dentro de la Viña es principalmente a nivel internacional, y es evidente para nosotros que el mundo en general no está como Dios lo tendría. En gran medida está marcado por la pobreza, el quebranto y la violencia. La siguiente historia nos da un vistazo de cómo opera el reino de Dios en nuestro mundo.
Miles de escaparates y viviendas en mal estado, abarrotadas por un tumulto de personas, nos rodeaban mientras recorríamos las calles llenas de baches de la ciudad de Cebú, Filipinas, en camino hacia la ‘casa de misión.’ Entramos al edificio; por todas partes había filas de sillas plásticas blancas colocadas para el servicio de la mañana. Filipinos, expatriados, misioneros y visitantes estaban reunidos en amistosa camaradería, y pronto empezaron a cantar tanto en inglés como en cebuano. Extranjeros y nacionales por igual estábamos unidos, experimentando juntos la presencia dinámica de Dios, que había invadido nuestra reunión mientras adorábamos al Príncipe de Paz.
Después de almorzar visitamos un barrio llamado Lorega. Este vecindario, ubicado a tan sólo unos pasos de la casa de misión, por mucho tiempo se había caracterizado por la pobreza y la violencia, y también porque hasta hace poco tiempo muchos de sus habitantes habían construido sus hogares sobre el cementerio. Después de un incendio devastador que había ocurrido tres meses atrás, ahora los vecinos estaban reconstruyendo sus viviendas, y mientras tanto vivían hacinados en ranchos hechos de madera reciclada, sin agua potable, electricidad ni servicios sanitarios, y tampoco tenían trabajo. Sin embargo, lo verdaderamente sorprendente fue ver tantos rostros conocidos de la iglesia entre sus residentes. Dentro de la comunidad de la iglesia las disparidades económicas y sociales no eran evidentes. Los ricos y los pobres, las personas instruidas y los iletrados, ‘los que tienen’ y ‘los que no tienen,’ estaban unidos adorando como uno solo – ¡un paradigma de ‘nuestro mundo tal como Dios lo tendría’!
Walter Brueggemann, en su exposición sobre el concepto de shalom (paz) del Antiguo Testamento, relaciona este concepto con la enseñanza del Nuevo Testamento acerca del reino de Dios manifestado en Jesús, tanto en sus palabras como en sus acciones.
El ministerio de Jesús a los marginados (ver Lucas 4:16-21) consistía de igual modo en el establecimiento de una comunidad entre quienes eran marginados y aquellos que los habían marginado. Sus actos de sanidad, de perdón, de levantar a los muertos y alimentar a los hambrientos, fueron acciones para restablecer la voluntad de Dios de traer shalom a un mundo en caos por causa del egoísmo.
Shalom se trata de integridad, prosperidad, bienestar, armonía, y bondad ante la adversidad. Se refleja cuando nuestro mundo está como Dios lo tendría, cuando todo está completo, cuando todo es como debería ser y no hace falta nada. Nuestra responsabilidad es abrazar el concepto de shalom – el reino en nuestras propias vidas – y alinearnos con la obra de Dios en el mundo. Como argumenta Brueggemann: ‘De manera especial, shalom es la tarea y la carga de los adinerados y los poderosos. Son ellos los responsables de traer shalom.’ (Brueggemann, Living Toward a Vision: Biblical Reflections on Shalom, p. 19)”
Un extracto de ¿Qué es el Reino?, De la Serie Características, p.16