“Por teología del reino me refiero a un enfoque del mensaje y la misión primordiales de Jesús como una demostración de escatología inaugurada.
Esto a su vez forma parte del redescubrimiento de Jesús que ha tenido lugar en el siglo pasado y en este siglo, el cual lo ubica en el contexto del Judaísmo del Segundo Templo. Se puede decir con certeza que desde el descubrimiento y la traducción de la literatura de ese período, las investigaciones en torno a Jesús han logrado ubicarle en su contexto histórico de un modo que no había sido posible en siglos anteriores. Este redescubrimiento de Jesús es de máxima relevancia, puesto que la forma en la que vemos a Jesús afecta todo: la forma como vemos a Dios, la salvación, la misión, la vida cristiana y la iglesia.
El mundo al que Jesús vino predicando el reino tenía expectativas que habían crecido a través de los siglos. Estas expectativas estaban basadas en la venida del reino en el evento del Éxodo, en la conquista de la Tierra Prometida y en la Monarquía Davídica. Luego fueron moldeadas por la pérdida del reino en el exilio y por las promesas proféticas de Isaías y Daniel en particular.
Llegaría un día cuando Dios nuevamente intervendría a favor de Israel, en un momento decisivo, abrumador, que pondría fin a la historia como la conocemos y daría inicio a la vida en un nivel totalmente nuevo en la era Mesiánica, o la era por venir. El Día del Juicio sería el evento que terminaría con esta era (el fin) y daría inicio a la era venidera. Del lenguaje profético relativo a este ‘fin’ derivamos la palabra ‘escatología’ (el término griego eschatos significa ‘último’). Los profetas se refirieron a este día con expresiones como ‘el Día del Señor’, ‘los últimos días’, y ‘aquel día.’
Jesús vino anunciando que el Día del Señor había iniciado con su venida. Sin embargo, la forma en la que anunció y enseñó acerca del reino tenía un sentido de misterio. Jesús habló del reino como cercano, presente, demorado y futuro. La única forma en la que podemos unificar todo esto es entendiendo que algo misterioso, inesperado (especialmente para los profetas de Israel) y milagroso ocurrió en la persona de Jesús y en el derramamiento del Espíritu en Pentecostés. El poder de la era futura irrumpió, desde el futuro, en el presente, estableciendo una dimensión completamente nueva. Antes de que la era presente llegue a su fin, la era futura ha dado inicio. El resultado es una dimensión del “ya, pero todavía no,” donde la venida del reino en Jesús y en Pentecostés es el ‘ya,’ pero la venida del reino en toda su plenitud es el ‘todavía no.’
El misterioso advenimiento del reino se manifestó particularmente en el ministerio de Jesús, a medida que Él lo anunció, enseñó acerca de él y lo demostró en la cruz, en su resurrección y ascensión, y en el derramamiento de Pentecostés. Todas estas son demostraciones de que el futuro estaba irrumpiendo en el presente. El período entre la venida del reino en Jesús (‘ya’) y la venida final del reino en Jesús (‘todavía no’ – en su Segunda Venida) es el tiempo en el que vivimos actualmente como Cristianos y como iglesia en el mundo. Alrededor de nosotros hay un mundo que vive en una dimensión, en esta era presente, mientras nosotros experimentamos a Jesús y la vida en el Espíritu en una nueva dimensión, la vida de la era venidera, o la vida eterna vivida en el presente.
A partir de esta definición de la naturaleza del reino hemos desarrollado un conjunto de implicaciones iniciales:
1. El fin ha venido en Jesús, por lo tanto Jesús es Dios. 2. Los últimos días empezaron con Jesús y Pentecostés, y continuarán hasta el fin, de modo que todo el período desde su primera hasta su segunda venida constituye los últimos días. 3. Cada avivamiento es un acercamiento fresco del reino. 4. Cada parte o aspecto del reino está disponible cada vez que éste irrumpe. 5. El velo que se rasgó cuando Jesús murió demuestra que la separación entre la era presente y la era por venir se ha desvanecido. 6. Por lo tanto, los poderes y la presencia de la era futura están disponibles continuamente. Vivimos en una dimensión donde el reino siempre está cercano, presente, demorado y futuro. 7. La historia de la iglesia da testimonio del creciente irrumpir del reino a medida que nos acercamos al fin de los tiempos. 8. Este es el marco de referencia para entender las misiones mundiales. 9. Este es el marco para entender la vida cristiana, en el ‘ya’ y el ‘todavía no’, haciendo de nosotros un pueblo del ‘ahora… pero no aún’. 10. Este es el marco para entender la sanidad, por qué ocurre, y por qué no siempre ocurre. 11. Este es el marco para entender la existencia de la iglesia en el mundo.”
Un extracto de ¿Qué es el Reino?, De la Serie Características, p.13