“Hay muchas cosas que nos vienen a la mente cuando nos preguntan qué es la Viña. Vamos a tratar de expresar nuestros pensamientos de una forma muy sencilla, desde nuestro punto de vista.
La Viña fue idea de Dios. A menudo nos referimos a la Viña como un ‘movimiento de personas’ que Dios inició, a las cuales Él invito, entre muchas otras, para unirse a Su misión. En otras palabras, somos receptores y partícipes de la gran misericordia y gracia de Dios.
Somos un pueblo que ha respondido a esta invitación para unirnos a la misión de Dios, para su gloria y el bienestar de la gente. Tras responder a la invitación de Dios, hombres y mujeres como los Wimber, los Fulton y muchos otros, se encontraron a sí mismos envueltos en una avalancha del Espíritu Santo. Esas personas que estuvieron en los inicios de este movimiento no se sentaron en una sala de reuniones a diseñar una estrategia de cinco fases para formar un movimiento que se extendiera alrededor del mundo. Esto es sumamente importante para nuestra comprensión actual de la Viña.
Fuimos llamados a ser adoradores y seguidores de Jesús, humildes y agradecidos con Dios por haber tomado en cuenta a personas como nosotros. Muy pronto comprendimos que hemos recibido mucho de Dios en relación con su presencia – su poder, su favor, su fruto. Todos hemos escuchado esto: “Recibimos para dar.” Lo que Dios había hecho en las personas de la Viña, quería hacerlo también a través de estas personas. No nos hemos alejado de este sencillo principio, y no debemos hacerlo.
¡Iglesia, iglesia, iglesia! La clara instrucción de John Wimber de ‘amar a toda la iglesia’ era una invitación refrescante y liberadora. Canciones de adoración con letras como ‘Ayúdame a amar las cosas que Tú amas’, de Danny Daniels, reflejaban este énfasis. La Viña nos enseñó no sólo a apreciar, sino a abrazar las grandes tradiciones históricas de la iglesia.
Dios siempre ha tenido un pueblo. A pesar de nuestra inclinación de vernos a nosotros mismos como innovadores en el siglo XXI, debemos entender que no somos tan vanguardistas como pensamos. En lugar de abrir caminos con nuestra fe, hemos recibido la antorcha que se ha pasado de generación a generación. Somos una familia de porta-antorchas.
‘Descubre lo que Dios está haciendo en tu generación y entrégate a ello sin dudar.’ Esta es una paráfrasis de una cita de Jonathan Edwards que cautivó nuestra atención durante el Movimiento de Jesús en los años setenta. No es que Dios cambie, o que su mensaje cambie. Más bien, es que a menudo una verdad esencial se ha perdido o descuidado – y es necesario recuperarla, redescubrirla, y hacer que cobre vida nuevamente.
En la época del nacimiento de la Viña, la iglesia estaba redescubriendo los charismata, o dones del Espíritu. Su incorporación en la vida de la iglesia, con la participación de todos sus miembros (‘todos pueden jugar’) fue uno de los puntos destacados del concepto de la Viña. En vez de una sola persona, todos podían participar. No había una persona especial, no había superestrellas. Incluso en nuestra música, la sencillez de los acordes y las palabras llevó la música, que había estado enfocada en la interpretación, de vuelta a la intimidad, sin espectáculo.
La primera generación de gente de la Viña provenía de una variedad de trasfondos increíblemente amplia. Había desde líderes que venían desgastados de muchas otras denominaciones, hasta personas que nunca antes habían puesto un pie en una iglesia. Algunos venían en traje y corbata, sólo para darse cuenta de que el modo casual (en la ropa y la actitud) de la atmósfera de la Viña era en realidad un elemento intencional de nuestra liturgia. En aquellos días, la amplia variedad de posiciones doctrinales no tenía mucha importancia. Decíamos: ‘Ven tal como eres, y serás amado.’ Dios estaba reuniendo un pueblo compuesto por gente ordinaria.
El Movimiento Viña tiene una oportunidad única de transmitir un patrón saludable de lo que significa ser iglesia a las nuevas generaciones. Nos mantendremos flexibles en aquello que es negociable, mientras seguimos el curso de nuestra tarea principal y nuestra asignación divina de adorar a Dios y rescatar personas.”
Un extracto de ¿Qué es La Viña?, De la Serie Características, p.9