Diversity In The Kingdom Is Like A Potluck (Español)

“¿Qué es un potluck?” Le pregunté a mi esposa. Este correo dice que habrá potluck para la cena.

“No sé que sea pero suena como pato en una cazuela. Yo no sé lo que come esta familia. Voy a buscarlo en google.”

Potluck: comida o fiesta en la cual cada invitado contribuye con un platillo (Oxford Languages).

Ohh! Es una cena de traje. (Este es la frase que usamos para decir que “yo traje…” cierto platillo).

Era nuestra primera reunión de área. Éramos plantadores de iglesia nuevos. Inmigrantes mexicanos para plantar en Estados Unidos. Era nuestra primera experiencia con otros pastores y plantadores de iglesias. Fue una experiencia hermosa.

Recuerdo con mucho cariño esas reuniones. Muchos diferentes platillos americanos y postres y, claro, nuestro platillo mexicano para aderezar con un poco de picante. Desde tortillas de harina o tamales, siempre llevamos algo muy nuestro para que todos pudieran probarlo. En ese grupo de pastores no solo hubo californianos, sino gente de Mississippi, Ohio, Colorado y Texas. Así que había muy Buenos potlucks. Los más raros eran los sureños de nuestros amigos de Mississippi. ¡Pero los amábamos!

Cena riquísima, adoración, escucharnos unos a otros y orar juntos era parte de esas hermosas reuniones que me animaban tanto como plantador de iglesia. Manejábamos 2 horas de ida y 2 de vuelta solo para estar ahí y sentir el amor de Dios a través de un grupo tan diverso de hombres y mujeres. Diferentes trasfondos, diferentes edades, ministrando en diferentes ciudades, pero sirviendo al mismo Jesús e invitando al mismo Espíritu Santo a nuestras conversaciones y a nuestros lugares de ministerio.

Experimenté la diversidad en nuestro movimiento desde la primera vez. Hoy, más de 10 años después de esa experiencia puedo decir que hemos crecido mucho. Y también puedo decir que he sido bienvenido en la familia de La Viña.

Hablemos de Pedro. El apóstol. Era hora del almuerzo. Estaba orando.

Hechos 10:10-15

10 Tuvo hambre y quiso algo de comer. Mientras se lo preparaban, le sobrevino un éxtasis. 11 Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra. 12 En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también reptiles y aves. 13 —Levántate, Pedro; mata y come —le dijo una voz.

14 —¡De ninguna manera, Señor! —replicó Pedro—. Jamás he comido nada impuro o inmundo.

15 Por segunda vez le insistió la voz: —Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.

Aquí vemos a un Pedro hambriento orando. Él era muy viñero. Tuvo una imagen del cielo. Más que solo una imagen, era un video en HD que le mostró todo tipo de animales. Vaca, borrego, pollo, puerco. Luego escucha a Dios. “Levántate Pedro. Mata y come.”

Él reacciona con su postura religiosa. “¡De ninguna manera, Señor!” Eso no es digno de alguien santo como yo.

La religiosidad impide la diversidad.

“No llames impuro lo que Dios ha purificado” – le respondió el Señor.

¿Le podemos preguntar a Dios qué ha purificado? ¿Habrá algo de las personas o la iglesia o de una nación que nosotros decimos que es impuro, pero que Dios haya purificado? No lo sé.

Lo que sí se es que todos amamos la comida.

Nuestra comida es parte de nuestra historia personal, familiar o incluso nacional. Por ejemplo, nuestra tortilla de maíz ha sido hecha en México por 2500 años. Es parte de nuestra historia. En cada hogar crecimos comiéndola. Eso es muy importante. Esa es la razón por la que el Espíritu Santo le habló a Pedro con la comida para decirle que el evangelio debía ser anunciado a los gentiles.

Ser parte de La Viña es traer a nuestras conversaciones y a nuestras relaciones quienes realmente somos, lo que pensamos y lo que amamos. No es pelear para decir cuál es el mejor, ni para promovernos, sino para apreciar el sabor que cada uno tiene.

Puedo presumir acerca de cientos de comidas que he tenido a través de los años con muchos de ustedes. Muchos en restaurantes, pero también muchos en diferentes hogares. He probado cenas deliciosas cocinadas en sus hornos. Pero lo mejor que recuerdo de cada una de esas comidas, es a cada persona.

Me encanta el privilegio de compartir tiempo para escuchar lo que Dios está haciendo, y también para compartir mis temores y fracasos con una taza de café frente a mí.

Somos tan diferentes, pero compartir una comida juntos nos acerca más de lo que imaginamos.

La diversidad en el Reino de Dios no es un buffet donde una organización grande llamada iglesia tiene diferentes platillos para que puedas consumir lo que te gusta. En ese ambiente, solo pagas y comes lo que quieres, pero en realidad nadie te conoce.

La diversidad en el Reino no es tampoco un mercado de alimentos donde tú traes lo que produces y lo vendes al mejor precio. En este escenario, tú solo traes lo que puedes vender para obtener una ganancia personal.

La diversidad en el Reino de Dios es como un potluck. Tú traes lo que amas y lo compartes libremente, y al mismo tiempo, tú puedes probar de los platillos de todos los demás libremente de tal manera que puedes apreciarlos y decirles cuán buenos ellos son.

Diversidad se deletrea P-O-T-L-U-C-K. Así que trae tu propio platillo.

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Rubén Quintero ama a Jesucristo, es pastor de La Viña del Valle Imperial en la ciudad de El Centro, CA y sirve como especialista de La Viña Multiplica. Es un Contador Público graduado de la UABC en Mexicali, México, y tiene una Maestría en Teología de la Universidad Cristiana de San Diego. Él es un apasionado por plantar iglesias hispanas en los E.U. Rubén está felizmente casado con Vaneza y juntos tienen 3 hijos maravillosos: Rubén (15), David (12) e Iván (10). A Rubén le gusta viajar y el beisbol, por lo que espera visitar los 30 estadios de MLB durante su vida.